Piedra viva
Escribo este texto no para hablar sobre las piedras sino como la piedra que soy; como esta cosa viva y muerta que es mi cuerpo. Cargo el peso de mis huesos y mis dientes, pero también el carbón de las montañas y el polvo que se esparce en el paisaje.
¿Cómo hacer una escritura mineral, porosa, sedimentada, para hablar de unas piedras que son pinturas?
¿Qué puede enseñarme una roca sobre la liviandad, sobre lo suelto y los cambios, sobre los modos de estar en el mundo?
***
Estas pinturas tomaron de las piedras su forma de nacer. Surgieron de un procedimiento pictórico indirecto que implica para Leticia, su autora, estar más bien en retirada: haber aprendido a hacer una serie de gestos anteriores para permitir luego que la imagen surja, en un acto de nacimiento solitario.
De este modo, la pintura es también el delicado manejo de las telas y toda la serie de movimientos que componen diferentes coreografías de plegados. Es el no interponerse entre los materiales y su envión; permitir que la pintura suceda como resultado de un proceso de colaboración.
***
“Los virtuales están ahí, alrededor nuestro, aparecen, desaparecen, se transforman a medida que la realidad misma cambia; no tienen ninguna solidez, ningún cimiento, ninguna consistencia. En ciertos aspectos, es el universo más vasto y más rico, al menos en apariencia, pero es también el más evanescente, el más inconsistente, el más cercano a la nada”, dice David Lapoujade comentando, a su vez, la filosofía de Etienne Souriau.
Toda obra es una existencia virtual que requiere de la ayuda del artista para existir más y de otro modo. ¿Cómo, a través de qué gestos, puede unx colaborar para que este ser, en el límite de la inexistencia, pueda conquistar una existencia más real, más consistente?
Es a través de un proceso de instauración, experimental y adivinatorio, que una tela plegada sobre sí misma y unas tintas derramadas a ciegas finalmente dan origen, hacen ver, a una nueva pintura.
Particularmente, estas pinturas instauran también la imagen de lo leve a partir de su apariencia y su montaje. Permiten ver luces proyectadas, rayos luminosos o huellas cristalinas. Un diamante o su reflejo. Una roca compuesta por los restos de una estrella; los fósiles cósmicos del sistema solar. Asumen con gracia su paradójica naturaleza de multiplicidad: ser a la vez que un cuerpo que pliega, el cuerpo plegado y una nebulosa de potencialidades que sigue a ambxs como una sombra, en constante movimiento, pasando de un modo a otro, en permanente estado de transformación.
Leila Tschopp
Febrero 2023
Curaduría Leila Tschopp
2 DE MARZO 2023 - 21 DE ABRIL 2023
Piedra viva
Escribo este texto no para hablar sobre las piedras sino como la piedra que soy; como esta cosa viva y muerta que es mi cuerpo. Cargo el peso de mis huesos y mis dientes, pero también el carbón de las montañas y el polvo que se esparce en el paisaje.
¿Cómo hacer una escritura mineral, porosa, sedimentada, para hablar de unas piedras que son pinturas?
¿Qué puede enseñarme una roca sobre la liviandad, sobre lo suelto y los cambios, sobre los modos de estar en el mundo?
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Estas pinturas tomaron de las piedras su forma de nacer. Surgieron de un procedimiento pictórico indirecto que implica para Leticia, su autora, estar más bien en retirada: haber aprendido a hacer una serie de gestos anteriores para permitir luego que la imagen surja, en un acto de nacimiento solitario.
De este modo, la pintura es también el delicado manejo de las telas y toda la serie de movimientos que componen diferentes coreografías de plegados. Es el no interponerse entre los materiales y su envión; permitir que la pintura suceda como resultado de un proceso de colaboración.
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“Los virtuales están ahí, alrededor nuestro, aparecen, desaparecen, se transforman a medida que la realidad misma cambia; no tienen ninguna solidez, ningún cimiento, ninguna consistencia. En ciertos aspectos, es el universo más vasto y más rico, al menos en apariencia, pero es también el más evanescente, el más inconsistente, el más cercano a la nada”, dice David Lapoujade comentando, a su vez, la filosofía de Etienne Souriau.
Toda obra es una existencia virtual que requiere de la ayuda del artista para existir más y de otro modo. ¿Cómo, a través de qué gestos, puede unx colaborar para que este ser, en el límite de la inexistencia, pueda conquistar una existencia más real, más consistente?
Es a través de un proceso de instauración, experimental y adivinatorio, que una tela plegada sobre sí misma y unas tintas derramadas a ciegas finalmente dan origen, hacen ver, a una nueva pintura.
Particularmente, estas pinturas instauran también la imagen de lo leve a partir de su apariencia y su montaje. Permiten ver luces proyectadas, rayos luminosos o huellas cristalinas. Un diamante o su reflejo. Una roca compuesta por los restos de una estrella; los fósiles cósmicos del sistema solar. Asumen con gracia su paradójica naturaleza de multiplicidad: ser a la vez que un cuerpo que pliega, el cuerpo plegado y una nebulosa de potencialidades que sigue a ambxs como una sombra, en constante movimiento, pasando de un modo a otro, en permanente estado de transformación.
Leila Tschopp
Febrero 2023