Obras Amigas vol.5: Incluso el Apocalipsis es fugaz
Manuel A. Fernandez + Erica Bohm, Martín Bollati, Max Gómez Canle, Miguel Harte, Julia Padilla, Florencia Rodriguez Giles, Gabriel Rud y Rosana Schoijett.
Curaduría de Rafael Cippolini
26 DE ABRIL 2025 - 4 DE JULIO 2025
Incluso el Apocalipsis es fugaz
IV
La realidad es lo que creés que no puede ser
Recuerdo hace muchos años escuchar a un barbudo de acento raro por Youtube diciendo que “el Apocalipsis como género literario o visual nunca pasa de moda, ya que no existe sólo un mundo, sino tantos mundos como artistas, y estos atraviesan su Noche Oscura del Alma en algún momento, y así el Apocalipsis como concepto establecido en el Siglo I aC. se renueva y multiplica” (discúlpenme, cito de memoria, porque no pude encontrar ese video). Estoy casi seguro de que quién lo afirmaba era Robert Anton Wilson (1932-2007). Y es bastante razonable pensar que cada artista adapta (o vehiculiza) su propio Apocalipsis según su estilo, pero también su contexto. Lois Parkinson Zamora agrega: “nuestro sentido moderno del apocalipsis es más histórico que religioso: la palabra se emplea una y otra vez en referencia a los acontecimientos recientes de orden nuclear, bélico, ecológico y demográfico. Lo cual revela claramente nuestra gran capacidad de autodestrucción”. Nos queda claro que cada una de estas referencias genera una agenda con claros intereses políticos, económicos, aunque siempre, directa o indirectamente, estéticos. De hecho, el Apocalipsis no deja de ser un relato, ya escrito, ya en imágenes, invariablemente narrativo, con sus climax, sus suspenses.
Sabemos que cada artista que (se) inventa un mundo se nutre de otros mundos de otros artistas, tanto como que la noción de Apocalipsis no implica sólo la situación extrema, fulminante, arrasadora, sino la paulatina sorpresa, el sinuoso horror que nos atrapa de a poco: el fin de una realidad y el comienzo de otra. Como decía el barbudo: “el caos es el orden que no entiendes. La mente es como un paracaídas: funciona si está abierta”.
III
No creas en nada, pero tené el coraje de experimentarlo todo
“La realidad es un juego donde todos somos jugadores y narradores” (Wilson dixit). Y ni que hablar el Arte del Apocalipsis, cuya tarea es proponer La Peor Catástrofe, el Último Gran Evento. Catástrofe (Καταστροφή en griego, Katastrofa, en croata) significa ruina, o bien desastre (un astro que se estrella). Catástrofe, el centro motor del Apocalipsis, vocablo que se forma a partir de kata (o sea hacia abajo o contra) y strophe, que significa voltear, dar vuelta: cambio brutal, derrumbe. Ahora bien, cuando hablamos de catástrofe es necesario saber dónde está ubicada. Toda catástrofe tiene una posición, un lugar. Suele comenzar por algo tan impensado como asombroso, una sucesión de súbitos interrogantes que desconocen los límites entre la incógnita, la emoción y la sorpresa: cualquier obra de un artista es ante todo un interrogante potenciado y aún más si es atravesado por la estela de un apocalipsis. ¿De dónde salen las masitas cerebrales de Miguel Harte? ¿Cómo decodificar estéticamente las Historias Planetarias de Erica Bohm? ¿Cómo irrumpen, dónde y por qué los seres macrocéfalos de la serie Adaptación Orilla de Florencia Rodriguez Giles? ¿Y a qué clase de mundos y en qué etapa se encuentran los Fósiles, o que especie de geología o simbología envuelve al Paisaje en V, de Max Gómez Canle? ¿Y la Piel Rizoma y demás presencias de Julia Padilla? Pues todo parte de un núcleo apocalíptico conector (central) que expande sus tentáculos invisibles propagando una sinergia inquietante por magnética: las series La sombra de un día y Densidad Orgánica Mutante, de Manuel A. Fernández, agente atractor de todo lo que sucede en esta exposición, quien suele elegir como inspiración aquel verso tan sugestivo: “a veces me pregunto si me estás mitologizando, como yo lo hago con vos”.
II
No podés convencer a una mente cerrada, pero podés hacerla explotar
Siempre con delicadeza, como quien no quiere la cosa. Volvemos a Parkinson Zamora: “el apocaliptista describe a brochazos la historia que mueve a los seres humanos. Los artistas que emplean las imágenes y las perspectivas del Apocalipsis, por consiguiente, suelen enfocar menos la interacción psicológica de sus personajes que las complejas fuerzas históricas y cósmicas en donde se ven atrapados”. Lo cierto, es que ninguno de los participantes en esta muestra pensó de antemano en el Apocalipsis en el momento de realización de sus obras. Sin embargo, el collage cosido de Rosana Schoijett exhibe una de las ciudades yugoslavas más destruidas y reconstruídas en la Historia de la Humanidad. Mientras que Gabriel Rud logra hacernos ver las insospechadas caras de una piedra concebida digitalmente. Mientras que Matín Bollati vuelve sobre las ruinas, captando como nadie ese último y sorpresivo resplandor, de un tiempo que quizá nunca descifremos. La realidad es un espejo que refleja nuestras propias fantasías.
I
Queremos que nuestra película sea hermosa, no realista
Ah, sí: parafraseando a Stéphane Mallarmé: “Todo, en el mundo, existe para acabar convirtiéndose en una película”. Por eso David Lynch insiste tanto con el Campo Unificado. Escribe Lynch: “Cuando el Maharishi hablaba de un Océano de Consciencia Pura, todavía no se conocía el Campo Unificado. Pero al cabo de unos treinta años, la física cuántica descubrió ese campo. Lo descubrieron adentrándose en la materia cada vez más y más hondo hasta que un día lo encontraron”.
Todas las imágenes provienen de un mismo lugar.
También las apocalípticas.
Y ni que hablar de las fugacidades.
Rafael Cippolini
Abril 2025
Obras Amigas vol.5: Incluso el Apocalipsis es fugaz
Manuel A. Fernandez + Erica Bohm, Martín Bollati, Max Gómez Canle, Miguel Harte, Julia Padilla, Florencia Rodriguez Giles, Gabriel Rud y Rosana Schoijett.
Curaduría de Rafael Cippolini
26 DE ABRIL 2025 - 4 DE JULIO 2025
Incluso el Apocalipsis es fugaz
IV
La realidad es lo que creés que no puede ser
Recuerdo hace muchos años escuchar a un barbudo de acento raro por Youtube diciendo que “el Apocalipsis como género literario o visual nunca pasa de moda, ya que no existe sólo un mundo, sino tantos mundos como artistas, y estos atraviesan su Noche Oscura del Alma en algún momento, y así el Apocalipsis como concepto establecido en el Siglo I aC. se renueva y multiplica” (discúlpenme, cito de memoria, porque no pude encontrar ese video). Estoy casi seguro de que quién lo afirmaba era Robert Anton Wilson (1932-2007). Y es bastante razonable pensar que cada artista adapta (o vehiculiza) su propio Apocalipsis según su estilo, pero también su contexto. Lois Parkinson Zamora agrega: “nuestro sentido moderno del apocalipsis es más histórico que religioso: la palabra se emplea una y otra vez en referencia a los acontecimientos recientes de orden nuclear, bélico, ecológico y demográfico. Lo cual revela claramente nuestra gran capacidad de autodestrucción”. Nos queda claro que cada una de estas referencias genera una agenda con claros intereses políticos, económicos, aunque siempre, directa o indirectamente, estéticos. De hecho, el Apocalipsis no deja de ser un relato, ya escrito, ya en imágenes, invariablemente narrativo, con sus climax, sus suspenses.
Sabemos que cada artista que (se) inventa un mundo se nutre de otros mundos de otros artistas, tanto como que la noción de Apocalipsis no implica sólo la situación extrema, fulminante, arrasadora, sino la paulatina sorpresa, el sinuoso horror que nos atrapa de a poco: el fin de una realidad y el comienzo de otra. Como decía el barbudo: “el caos es el orden que no entiendes. La mente es como un paracaídas: funciona si está abierta”.
III
No creas en nada, pero tené el coraje de experimentarlo todo
“La realidad es un juego donde todos somos jugadores y narradores” (Wilson dixit). Y ni que hablar el Arte del Apocalipsis, cuya tarea es proponer La Peor Catástrofe, el Último Gran Evento. Catástrofe (Καταστροφή en griego, Katastrofa, en croata) significa ruina, o bien desastre (un astro que se estrella). Catástrofe, el centro motor del Apocalipsis, vocablo que se forma a partir de kata (o sea hacia abajo o contra) y strophe, que significa voltear, dar vuelta: cambio brutal, derrumbe. Ahora bien, cuando hablamos de catástrofe es necesario saber dónde está ubicada. Toda catástrofe tiene una posición, un lugar. Suele comenzar por algo tan impensado como asombroso, una sucesión de súbitos interrogantes que desconocen los límites entre la incógnita, la emoción y la sorpresa: cualquier obra de un artista es ante todo un interrogante potenciado y aún más si es atravesado por la estela de un apocalipsis. ¿De dónde salen las masitas cerebrales de Miguel Harte? ¿Cómo decodificar estéticamente las Historias Planetarias de Erica Bohm? ¿Cómo irrumpen, dónde y por qué los seres macrocéfalos de la serie Adaptación Orilla de Florencia Rodriguez Giles? ¿Y a qué clase de mundos y en qué etapa se encuentran los Fósiles, o que especie de geología o simbología envuelve al Paisaje en V, de Max Gómez Canle? ¿Y la Piel Rizoma y demás presencias de Julia Padilla? Pues todo parte de un núcleo apocalíptico conector (central) que expande sus tentáculos invisibles propagando una sinergia inquietante por magnética: las series La sombra de un día y Densidad Orgánica Mutante, de Manuel A. Fernández, agente atractor de todo lo que sucede en esta exposición, quien suele elegir como inspiración aquel verso tan sugestivo: “a veces me pregunto si me estás mitologizando, como yo lo hago con vos”.
II
No podés convencer a una mente cerrada, pero podés hacerla explotar
Siempre con delicadeza, como quien no quiere la cosa. Volvemos a Parkinson Zamora: “el apocaliptista describe a brochazos la historia que mueve a los seres humanos. Los artistas que emplean las imágenes y las perspectivas del Apocalipsis, por consiguiente, suelen enfocar menos la interacción psicológica de sus personajes que las complejas fuerzas históricas y cósmicas en donde se ven atrapados”. Lo cierto, es que ninguno de los participantes en esta muestra pensó de antemano en el Apocalipsis en el momento de realización de sus obras. Sin embargo, el collage cosido de Rosana Schoijett exhibe una de las ciudades yugoslavas más destruidas y reconstruídas en la Historia de la Humanidad. Mientras que Gabriel Rud logra hacernos ver las insospechadas caras de una piedra concebida digitalmente. Mientras que Matín Bollati vuelve sobre las ruinas, captando como nadie ese último y sorpresivo resplandor, de un tiempo que quizá nunca descifremos. La realidad es un espejo que refleja nuestras propias fantasías.
I
Queremos que nuestra película sea hermosa, no realista
Ah, sí: parafraseando a Stéphane Mallarmé: “Todo, en el mundo, existe para acabar convirtiéndose en una película”. Por eso David Lynch insiste tanto con el Campo Unificado. Escribe Lynch: “Cuando el Maharishi hablaba de un Océano de Consciencia Pura, todavía no se conocía el Campo Unificado. Pero al cabo de unos treinta años, la física cuántica descubrió ese campo. Lo descubrieron adentrándose en la materia cada vez más y más hondo hasta que un día lo encontraron”.
Todas las imágenes provienen de un mismo lugar.
También las apocalípticas.
Y ni que hablar de las fugacidades.
Rafael Cippolini
Abril 2025