Al construir un prisma en madera, este además incluirá la textura de la tabla, el aire en sus poros, y la pericia del instrumentista. Si la proyección fuera digital, uno alcanza a percibir los pixeles que incluso están presentes, como un fractal, en los segmentos más infinitesimales. La figura permanece atrapada en su representación; en la maqueta y en los bits, en la notación matemática, en la definición y en las letras de la palabra. La topografía de los contornos gobierna nuestro entendimiento de las dimensiones, donde la arista es la que define a la forma. Si un movimiento en dirección perpendicular al espacio produce un objeto cuya sombra es un cuerpo, entonces nuestra percepción se compone únicamente de imágenes.
Curaduría: Gonzalo Silva.
Al construir un prisma en madera, este además incluirá la textura de la tabla, el aire en sus poros, y la pericia del instrumentista. Si la proyección fuera digital, uno alcanza a percibir los pixeles que incluso están presentes, como un fractal, en los segmentos más infinitesimales. La figura permanece atrapada en su representación; en la maqueta y en los bits, en la notación matemática, en la definición y en las letras de la palabra. La topografía de los contornos gobierna nuestro entendimiento de las dimensiones, donde la arista es la que define a la forma. Si un movimiento en dirección perpendicular al espacio produce un objeto cuya sombra es un cuerpo, entonces nuestra percepción se compone únicamente de imágenes.
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